martes, 24 de junio de 2014

Es la historia de un amor

viaje en barco es una obsolencencia
pero ella deseaba dos cosas
afrontar su tendencia al vómito y
recuperar la mirada de su amor.
Es de valientes emprender imposibles.
Enterró un hijo, valor  no le faltó.


Amor vení a ver la luz del sol que
se esconde y vení a ver el mar
sin olas. Estamos cruzando el océano
y estamos solos. Al fin vamos a escribir
una buena historia.
El deseo es un arco de alta tensión.
 Un motor que mueve piedras
y hace pirámides. Tal vez un Hogar
fuera éso: la pirámide donde uno entierra
el amor.

Los ritos funerarios más floridos
mantienen a los muertos en urnas
para luego hervir los huesos
y enterrarlos una vez limpios de toda
fibra en un sitio de la casa.
Se les rinde culto de manera concreta
¿acaso no será el recuerdo y la pulsión
fotográfica un homenaje similar?.
Las fórmulas culturales son intrincadas
en el contenido, pero elementales.
Variables y una incógnita. O dos tal vez.
No mucho.


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